agosto 08, 2010

Mi amor.


El amor que yo profeso no es como el amor de esos que se besan en los parques a las tantas horas de la noche,
ni tampoco de esos en los que por ejemplo un convicto se acostumbra a su destino...

Tampoco es uno de esos que seguramente tod@s vivimos alguna vez arrebatado y pasional.



Mi amor... me temo es como esas enfermedades crónicas y degenerativas,

de esas que a las que por más que trates y atiendas, progresa y persiste.



Es como una coma y no el punto final e imperativo.



Entonces... ¿Cómo explicarme que por más que no quiera, no puedo dejar de amar?

¿Que por más que me resista, necesito compartirlo?

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